Un agujero de una dimensión equivalente a cinco veces la superficie de Alemania se abrió en la capa de ozono sobre el Ártico, igualando por primera vez al que existe sobre la región antártica, anunciaron este domingo los científicos.
Provocado por un frío excepcional en el Polo Norte, este agujero récord se desplazó durante unos quince días sobre Europa del Este, Rusia y Mongolia, exponiendo en algunos casos a las poblaciones a niveles elevados de radiaciones ultra-violetas, agregaron.
El ozono, una molécula compuesta de tres átomos de oxígeno, se forma
en la estratosfera donde filtra los rayos ultravioletas que dañan la
vegetación y pueden provocar cáncer de la piel o cataratas.
Este escudo natural es atacado regularmente a nivel de los polos en
Invierno y primavera, en parte debido a los compuestos conteniendo cloro
(clorofluorocarbonos o CFC) utilizados por el hombre en los sistemas de
refrigeración o los aerosoles.
La producción de CFC es ahora casi nula, gracias al protocolo firmado en 1985 en Montreal.
El frío intenso sigue siendo el factor principal de la destrucción del ozono.
Por efecto del frío, el vapor de agua y las moléculas de ácido nítrico
se condensan para formar nubes en la capas bajas de la estratosfera. En
esas nubes se forma cloro el cual finalmente provoca la destrucción del
ozono.
Habitualmente, el agujero en la capa de ozono es mucho más importante
en la Antártica que en el Ártico pues allí hace mucho más frío. Las
mediciones efectuadas hasta ahora en el Polo Norte indican que la disminución de ozono es muy variable y mucho más limitada que en el hemisferio sur.
Observaciones de satélites efectuadas entre el invierno de 2010 y la
primavera de 2011 mostraron sin embargo que la capa de ozono había sido
afectada a una altura comprendida entre 15 y 23 kilómetros.
La pérdida más importante – más de 80% – fue registrada entre los 18 y los 20 kilómetros de altura.
“Por primera vez, la disminución fue suficiente para que se
pueda hablar razonablemente de agujero en la capa de ozono en el Ártico”, estima el estudio publicado el domingo en la revista científica británica Nature.
El responsable es un fenómeno conocido como “vortex polar”, un ciclón
masivo que se produce en cada invierno en la estratosfera ártica y que
el año pasado nació debido a un frío extremo, explicó a la AFP Gloria
Manney, del Jet Propulsion Laboratory, en California (Estados Unidos).
“La destrucción del ozono comenzó en enero, luego se aceleró a un
punto tal que las concentraciones de ozono en la región del vortex polar
eran bien inferiores que el año pasado”, dijo.
Valores particularmente bajos fueron observados “durante 27 días en
marzo y a comienzos del mes de abril, en una superficie de más o menos
dos millones de kilómetros cuadrados, es decir unas cinco veces Alemania
o California”, precisó la científica.
Una cifra equivalente a la destrucción del ozono en la Antártica a mediado de los años 80.
Durante el mes de abril durante unos quince días, el vortex se
desplazó hacia regiones más densamente pobladas de Rusia, de Mongolia y
de Europa del Este.
Mediciones efectuadas a nivel del suelo indicaron “valores
desacostumbradamente elevados” de radiación ultravioleta antes de que el
vortex se disipara, según Gloria Manney.
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